¿Cómo proteger tu moto de las temperaturas extremas?

¿Cómo proteger tu moto de las temperaturas extremas?
16/06/2025 10:21

La moto es un complejo sistema de metal, goma y fluidos que de la misma manera que los humanos, sufre cuando el entorno se vuelve hostil. El frío la ralentiza. El calor la agota. Ambos desgastan piezas que, sin el cuidado adecuado, terminarán fallando antes de tiempo.

Por eso, si de verdad quieres que tu moto se mantenga en buen funcionamiento, necesitas conocer los enemigos que acechan en cada extremo del termómetro. Y sobre todo, cómo combatirlos.

EL CALOR

¿Qué problemas provoca el calor?

El verano tiene otra forma de castigar la mecánica. Más lenta, pero igual de peligrosa:

  • El motor trabaja al límite. En tráfico denso, paradas largas o puertos de montaña bajo 35ºC, la aguja de temperatura sube rápido. Si el sistema de refrigeración falla o el ventilador no entra, el motor puede sobrecalentarse hasta niveles destructivos.
  • Los neumáticos. Al rodar con altas temperaturas, la presión sube automáticamente por la expansión del aire. El contacto con el asfalto cambia, la adherencia baja y el desgaste central se acelera.
  • El sol devora plásticos y pintura. UV implacables. Plásticos que se cuartean. Pinturas que pierden brillo. Mandos que se resecan y empiezan a romperse por el simple paso de los veranos.
  • Evaporación del combustible. En depósitos a medias, el calor favorece la evaporación de las fracciones más ligeras de la gasolina. El resultado: pérdida de octanaje y posibles problemas de encendido.

¿Cómo proteger tu moto del calor?

  • Revisa el sistema de refrigeración a conciencia. Nivel de líquido correcto, ventilador funcional, radiador limpio y sin obstrucciones. No lo dejes al azar.
  • Presión de neumáticos siempre medida en frío. Nunca ajustes la presión tras circular. El calor de rodadura engaña al manómetro.
  • Aparca con cabeza. Siempre que puedas busca una sombra. El sol directo es el enemigo silencioso que acorta la vida de la estética.
  • Funda reflectante, una inversión clave. No todas las fundas son iguales. Las reflectantes reducen la temperatura interna de forma notable durante largas exposiciones.
  • Depósito más lleno. Así limitas la evaporación y estabilizas la mezcla de combustible durante días calurosos.

EL FRÍO

¿Qué problemas provoca el frío?

Cuando el aire corta la cara y el asfalto cruje bajo las ruedas, la moto empieza su pequeña batalla interna:

  • La batería pierde fuerza. Las bajas temperaturas ralentizan las reacciones químicas dentro de la batería. El resultado: capacidad reducida, amperaje insuficiente y riesgo de que no arranque justo el día que más prisa tienes.
  • El aceite. Los lubricantes pierden fluidez con el frío. Durante los primeros segundos tras arrancar, las piezas giran casi en seco, rozando sin la película protectora necesaria. Cada arranque en frío es un pequeño castigo.
  • Los neumáticos pierden presión. El aire se contrae. Y aunque baje solo 0,3 bar, el agarre cambia, la estabilidad se resiente y el desgaste de la goma se vuelve irregular.
  • Refrigerante en riesgo de congelación. Un líquido viejo o degradado puede cristalizar y reventar conductos internos del motor. El daño es grave, costoso y, lo peor, fácilmente evitable.
  • Humedad y óxido al acecho. Condensación nocturna, niebla, llovizna… todo se acumula en tornillos, cables y contactos eléctricos, abriendo la puerta a la corrosión y fallos eléctricos.

¿Cómo proteger tu moto del frío?

  • Mantenedor de batería siempre conectado. Evita sorpresas. Los mantenedores modernos analizan, cargan y conservan la batería en óptimas condiciones durante semanas o meses sin usar.
  • Aceite adaptado a invierno. No improvises. Consulta el manual y elige la viscosidad pensada para bajas temperaturas. El motor te lo agradecerá desde el primer giro.
  • Presión bajo control. Revísala cada semana en invierno. Hazlo siempre en frío, antes de rodar, para tener la lectura real.
  • Sistema de refrigeración al día. Cambia el anticongelante según el intervalo recomendado. Y nunca reutilices líquidos pasados: pierden sus propiedades protectoras.
  • Protección física diaria. Si no hay garaje, al menos una funda impermeable, transpirable y bien sujeta. El simple hecho de cubrirla cada noche marca la diferencia en la conservación.